La intimidad de las flores

Carolina Antoniadis

Desde: 13 sept 2024

| Hasta: 23 nov 2024

Sandra Juárez

La intimidad de las flores

Carolina Antoniadis nació en Rosario y en su juventud se trasladó a vivir a Buenos Aires lugar en donde se formó, trabaja y vive, pero su corazón late con intensidad en su ciudad natal.

 Quizás sea ese río y los lugares que solía frecuentar los lazos que operan como un ancla de sus afectos. Afectos que se hacen presentes en forma constante en todos sus trabajos.

 Las obras exhibidas en La intimidad de las flores dan cuenta fiel al amor incondicional por Rosario, su ciudad y el lugar de su infancia, a la que regresa una y otra vez con sus recuerdos que son como ondas de agua que mece el viento y bañan las piedras de la orilla del río. Así aparecen bajo la superficie imágenes a veces develadas como la de su abuelo Demetrio Antoniadis, pintor e inmigrante griego que recaló por estas tierras y plantó profesión y bandera en el Museo Castagnino de esta ciudad. También presente en esta exhibición está su madre con un cuadro de flores pintado por ella en su juventud y su retrato.

La Intimidad de las Flores reúne pinturas, algunas de grandes dimensiones, que nos permiten sumergirnos en el clima íntimo, afectivo y nostálgico de Antoniadis.

Las flores están allí para mostrarnos belleza, momentos en la vida: un agasajo o una despedida, para celebrar y acompañar lo cotidiano y es el mantel que cubre las mesas el maestro de ceremonia ornamental, porque lo bello y lo decorativo es sello de la artista quien lo valora y destaca. Las flores de ceibo rojas y negras invaden con naturalidad la sala como si quisieran dar el presente para no olvidar el lugar en donde nos encontramos. Una pintura de grandes dimensiones nos enfrenta al glamour del diseño, otro de los temas relevantes en la obra de la pintora, y el suceso no revelado y sus circunstancias, quién lo vistió o lo vestirá y cuál fue o será la ocasión de la gala.

En la sala contigua a la principal los jarrones de cerámica y oro, los platos y obras de pequeño formato parecieran invitarnos a participar de un salón íntimo donde Carolina nos espera para tomar el té, compartir recuerdos y contarnos de sus próximos proyectos. 

Curadora: Sandra Juárez

La intimidad de las flores 

Recuerdo que en la casa de mi infancia, todos los ambientes estaban empapelados con distintos motivos. Mi cuarto tenía unos ramos de flores en tonos azulados que a veces completaba agregado más flores. Supongo era mi temor a los espacios vacíos.

 Esos ambientes interiores marcaron en mí una profunda estética ornamental.

Hoy, más consciente de mi amor hacia las flores y los estampados, reflexiono sobre la relación del florero y las flores que me resuena como relación contenedor y contenido, una dupla que mantiene una estrecha relación estética entre sí. 

En Oriente los japoneses exploran ese vínculo en los arreglos florales seleccionados según el tiempo, la estación y las circunstancias.

Cuando una vasija se rompe, no ocultan la rotura, la enaltecen, la reparan con oro, ese accidente la hace más particular: ha tenido un acontecimiento.

Los jarrones para mí son piezas que contienen, son el hábitat que permite la conservación y la supervivencia de las flores que pronto agonizarán arrancadas de su ambiente natural para adornar nuestros espacios. 

Aprendí con el tiempo que las flores son una ofrenda, un universo morfológico inabarcable, cotidiano que nos acompaña desde el nacimiento, el cortejo, la celebración y también la despedida.

Carolina Antoniadis 
Septiembre 2024

Sandra Juárez

La intimidad de las flores

Carolina Antoniadis nació en Rosario y en su juventud se trasladó a vivir a Buenos Aires lugar en donde se formó, trabaja y vive, pero su corazón late con intensidad en su ciudad natal.

 Quizás sea ese río y los lugares que solía frecuentar los lazos que operan como un ancla de sus afectos. Afectos que se hacen presentes en forma constante en todos sus trabajos.

 Las obras exhibidas en La intimidad de las flores dan cuenta fiel al amor incondicional por Rosario, su ciudad y el lugar de su infancia, a la que regresa una y otra vez con sus recuerdos que son como ondas de agua que mece el viento y bañan las piedras de la orilla del río. Así aparecen bajo la superficie imágenes a veces develadas como la de su abuelo Demetrio Antoniadis, pintor e inmigrante griego que recaló por estas tierras y plantó profesión y bandera en el Museo Castagnino de esta ciudad. También presente en esta exhibición está su madre con un cuadro de flores pintado por ella en su juventud y su retrato.

La Intimidad de las Flores reúne pinturas, algunas de grandes dimensiones, que nos permiten sumergirnos en el clima íntimo, afectivo y nostálgico de Antoniadis.

Las flores están allí para mostrarnos belleza, momentos en la vida: un agasajo o una despedida, para celebrar y acompañar lo cotidiano y es el mantel que cubre las mesas el maestro de ceremonia ornamental, porque lo bello y lo decorativo es sello de la artista quien lo valora y destaca. Las flores de ceibo rojas y negras invaden con naturalidad la sala como si quisieran dar el presente para no olvidar el lugar en donde nos encontramos. Una pintura de grandes dimensiones nos enfrenta al glamour del diseño, otro de los temas relevantes en la obra de la pintora, y el suceso no revelado y sus circunstancias, quién lo vistió o lo vestirá y cuál fue o será la ocasión de la gala.

En la sala contigua a la principal los jarrones de cerámica y oro, los platos y obras de pequeño formato parecieran invitarnos a participar de un salón íntimo donde Carolina nos espera para tomar el té, compartir recuerdos y contarnos de sus próximos proyectos. 

Curadora: Sandra Juárez

La intimidad de las flores 

Recuerdo que en la casa de mi infancia, todos los ambientes estaban empapelados con distintos motivos. Mi cuarto tenía unos ramos de flores en tonos azulados que a veces completaba agregado más flores. Supongo era mi temor a los espacios vacíos.

 Esos ambientes interiores marcaron en mí una profunda estética ornamental.

Hoy, más consciente de mi amor hacia las flores y los estampados, reflexiono sobre la relación del florero y las flores que me resuena como relación contenedor y contenido, una dupla que mantiene una estrecha relación estética entre sí. 

En Oriente los japoneses exploran ese vínculo en los arreglos florales seleccionados según el tiempo, la estación y las circunstancias.

Cuando una vasija se rompe, no ocultan la rotura, la enaltecen, la reparan con oro, ese accidente la hace más particular: ha tenido un acontecimiento.

Los jarrones para mí son piezas que contienen, son el hábitat que permite la conservación y la supervivencia de las flores que pronto agonizarán arrancadas de su ambiente natural para adornar nuestros espacios. 

Aprendí con el tiempo que las flores son una ofrenda, un universo morfológico inabarcable, cotidiano que nos acompaña desde el nacimiento, el cortejo, la celebración y también la despedida.

Carolina Antoniadis 
Septiembre 2024